martes, 3 de abril de 2018

El miedo a la muerte en los niños

El concepto de la muerte es uno de los temas más difíciles de explicar y de entender, incluso para los adultos, a todos nos ha suscitado interés y temor en algún momento de nuestras vidas, si nos pasa a los adultos ¿cómo no va a pasarles a los más pequeños?. Es cierto que cuando nuestros hijos e hijas nos plantean dudas y cuestiones acerca de algunos temas, nos sentimos incapaces de darles una respuesta, por miedo a no saber llegar hasta ellos. 
En el caso del miedo a la muerte es necesario que desde el primer momento:

  • Los ayudemos a familiarizarse y a hablar sin miedo sobre esta.
  • Les demos seguridad.
  • Nunca les mintamos.
  • Contestemos a sus preguntas, aunque sea incómodo.
  • Les facilitemos la expresión de sus sentimientos.
Los niños son muy influenciables y moldeables, son como esponjas que captan todo, por esto es importante que seamos cuidadosos a la hora de expresarnos delante de ellos, tanto mediante el lenguaje verbal como el no verbal. 

Etapas cronológicas de comprensión de la muerte:
La reacción y comprensión de los niños ante la muerte varía respecto a la edad en la que se encuentren, su nivel madurativo y evolutivo, sus experiencias, desarrollo emocional y cognitivo y su desarrollo en el lenguaje, ya que este marca un punto de inflexión fundamental a la hora de afrontar este miedo.
A partir de los 2 - 3 años.

  • Muerte como un estado temporal, reversible, inocuo y sobretodo impersonal. Lo asemejan a un sueño.
  • No comprenden la universalidad de la muerte, piensan que ellos y su entorno más cercano son inmunes a ella.
  • Todo lo que se le explique lo entienden de manera literal.
De 5 a 10 años.
  •  Pueden experimentar sentimientos de culpa creyendo que la muerte puede deberse a algo que ellos hayan dicho, hecho o pensado.
  • Lo que más temen es que la muerte los separe de sus padres.
  • Personifican la muerte por ejemplo en el diablo, un monstruo o un esqueleto. Sufren pesadillas nocturnas.

  • A final de esta etapa comienzan a distinguir lo que es fantasía y realidad. Se dan cuenta de la irreversabilidad de la muerte, considerándola como algo definitivo y que les ocurre a todos los seres vivos. Sin embargo, aún no contemplan la muerte como algo personal, que pueda pasarles a ellos.

A partir de los 10 años.

  • Toman conciencia de que la muerte es inevitable, universal e irreversible.
  • Son conscientes de su propia mortalidad, lo cual les produce miedo e inquietud.
  • Se interesan por la vida después de la muerte, por el más allá.
  • Son reservados, no les gusta hablar sobre lo que piensan o sienten acerca de la muerte.
Adolescencia.
  • Tienen plena comprensión de lo que significa la muerte y son maduros para formarse desde un punto de vista biológico, como desde una perspectiva filosófica o religiosa.
  • Tiene miedo a una muerte lenta.
  • Desafían a la muerte a través de conductas, poniendo en duda su mortalidad.
  • Incapaces de aceptarla en el área emocional.
  • Es importante darles la oportunidad de elegir si quieren participar en los ritos de despedida.
No obstante, estas fases de desarrollo son orientativas, ya que cada niño tiene sus propios tiempos, ritmo y madurez, lo cual no podemos generalizar.

Cuatro conceptos básicos sobre la muerte
  • Es Universal. Es importante que el niño entienda que todos los seres vivos mueren, sin embargo hay que trasmitírselo de manera gradual conforme pueda ir asimilándolo según su nivel de madurez emocional y cognitiva, pero nunca debemos explicárselo con mentiras.
  • Es Irreversible. Deben ser conscientes de que la muerte no es estadio temporal, la perdida es permanente y definitiva.
  • Todas las funciones vitales terminan en el momento de la muerte, de forma que el cuerpo deja de funcionar.
  • Toda muerte tiene un motivo. Nunca debemos dar lugar a que los niños construyan su propia teoría sobre el porqué de una muerte, no usemos metáforas  Además también es importante hacerles entender que los pensamientos de rabia nunca pueden provocar la muerte de nadie.


A continuación os dejamos algunos cuentos que podéis utilizar para trabajar la muerte con los más pequeños:

"Siempre te querré, pequeñín", Debi Glori. Ed. Estrella Polar.

"Para siempre", Camino García. Ed. La fábrica de libros.



"No es fácil, pequeña ardilla", Elisa Ramón. Ed. Kalandraka.




"Siempre", Ana Galán y Marta Sedano. Ed. Bruño.




¿Dónde está el abuelo?, Mar Cortina. Tamden Edicions.


"El árbol de los recuerdos", Britta Teckentrup. Ed. Nube Ocho.



"El abuelo de Tom ha muerto", Marie Aline Bawin y Cristophe Le Masne. Ed. Combell.


"Yo siempre te querré", Hans Wilhelm. Ed. Al sol solito.

Esperamos que os sea de utilidad esta información, para cualquier duda nos tenéis en el departamento a vuestra entera disposición.

Un cordial saludo,

Equipo del Departamento de Orientación

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